Ahora sí (y esperemos que de forma definitiva), Intel ha localizado las causas por las que algunos de sus procesadores Core de 13ª y 14ª generación exhibían problemas de inestabilidad. La compañía pone así punto y final a meses de investigación y, de forma más acuciante, a los dolores de cabeza de unos clientes que no lograban evitar los bloqueos de sus equipos usando los remedios oficiales y caseros que han ido apareciendo en Internet.