En 2017 los nuevos casos estimados de cáncer en España han sido 228.482 y para 2035 se estima que habrá 315.413 nuevos casos de cáncer.
Los tumores más diagnosticados siguen siendo colorrectal, próstata, pulmón, mama, vejiga y estómago. Pero hay más de 100 tipos de cáncer y no existe un tratamiento probado al 100% para cada un. Todavía se sigue trabajando para conseguir una cura existosa y menos traumática para los pacientes.
En este sentido, la inmunoterapia promete ser una de las más efectivas. Se trata de un tipo de tratamiento para el cáncer que estimula las defensas naturales del cuerpo a fin de combatir el cáncer. Utiliza sustancias producidas por el cuerpo o fabricadas en un laboratorio para mejorar o restaurar la función del sistema inmunitario. La inmunoterapia puede funcionar de las siguientes maneras:
- Al detener o retrasar el crecimiento de las células cancerosas
- Al impedir que el cáncer se disemine a otras partes del cuerpo
- Al ayudar al sistema inmunitario para que funcione mejor a la hora de destruir las células cancerosas
Existen varios tipos de inmunoterapia, incluidos los siguientes:
- Anticuerpos monoclonales
- Inmunoterapias no específicas
- Terapia con virus oncolíticos
- Terapia con células T
- Vacunas contra el cáncer
Esta última está siendo investigada, con gran éxito, por la empresa Genetech, bajo el mando de los investigadores Ira Mellman y Leila Delamarre. La empresa lleva trabajando desde 2012 en una “vacuna contra el cáncer” que pueda atacar a tumores específicos estimulando el sistema inmunológico del paciente. La composición de cada vacuna se basaría en las características del ADN tumoral de cada paciente, por lo que la compañía tendría que hacer un tratamiento específico para cada individuo. Es por ello que, en 2012, este abordaje de la investigación les pareció inviable.
Genetech es una empresa biotecnológica que pertenece a la multinacional farmaceutica Roche. Crear una vacuna específica para cada paciente supondría cambiar por completo el modelo de negocio, ya que no podrían producirlas en cadena.
Además, los pacientes tampoco podrían disponer de él como con un medicamento de receta. Cada una de estas vacunas exigiría una serie de pruebas que se extenderían durante un periodo de tiempo. Sería necesario hacer una bioposia del tumor, de ella se extraería el genoma completo, después habría que hacer un análisis complejo y a partir de ahí se diseñaría la vacuna específica. Si la persona está muy enferma, esperar este tiempo podría terminar con un fatal desenlace.
Mellman y Delamarre necesitaban encontrar otro enfoque, aligerar el proceso de desarrollo para hacerlo más rápido y menos costoso. Después de una larga investigación dieron con la clave. Habían identificado objetivos específicos en las células cancerosas, objetivos que serían fácilmente atacados por los anticuerpos de la vacuna. Estos estudios además se contrastaban con los de otros grupos académicos que habían ido en la misma dirección.
En 2016 Genetech consiguió un presupuesto en firme. Firmó un acuerdo con BioNTech por 310 millones de dólares por el que llevarían a cabo una investigación de al menos 10 cánceres en la que se trabajaría con 560 pacientes de todo el mundo.
Ahora el equipo de Genetech está formado por más de 100 personas con distintos especialistas que trabajan en desarrollar un nuevo producto estable, eficaz y lo menos costoso posible. Ira Mellman ya imagina un mundo donde “todos los pacientes con cáncer se beneficien de esta vacuna“.
La inmunoterapia una esperanza ante las enfermedades más peligrosas
En España, un grupo de investigadores del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO) ha presentado un avance en este ámbito: una inmunoterapia que dirige el sistema inmune hacia las células tumorales en ciertos tipos de cáncer de mama.
En este caso se inyecta un anticuerpo que funciona como especie de imán: Los anticuerpos biespecíficos de linfocitos T. Estos anticuerpos tienen la capacidad de capacidad de dirigirse hacia una determinada proteína y pegarse a ella, al tiempo que, con el otro, se une a las células del sistema inmune. En este caso, el anticuerpo utilizado emplea uno de sus puntos de unión para pegarse a la proteína p95HER2 y con el otro atrae a los linfocitos T del sistema inmune hacia las células tumorales donde está presente esta proteína.
El anticuerpo guía al sistema inmune hacia esas células malignas para que las destruya sin dañar el tejido sano. “Es una manera de crear un puente físico entre el sistema inmune y las células tumorales“, apunta Joaquim Arribas, director del Programa de Investigación Preclínica del VHIO.
Aunque solo lo han probado, por ahora, en estudios preclínicos, los buenos resultados auguran un ensayo clínico con pacientes en uno o dos años, explica Arribas. Este tratamiento está pensado para las pacientes con un tumor de mama del subtipo HER2 y que no hayan respondido a otras terapias.
Este año el premio Nobel de de Medicina y Fisiología ha sido para el inmunólogo Tasuku Honjo (Kioto, 1942), de la Universidad de Kioto, en Japón y para James P. Allison (Alice, en Texas, 1948), del Centro del Cáncer MD Anderson, en Texas. Allison y Honjo mostraron cómo las diferentes estrategias para inhibir los frenos en el sistema inmune se pueden usar en el tratamiento del cáncer.
Tasaku Honjo identificó a PD-1, una de las moléculas del sistema inmunológico, conocidas como checkpoint, entre cuyas funciones se encuentra la de actuar como un freno de las propias defensas. Los tratamientos basados en ese descubrimiento, los inhibidores de checkpoint, se emplean ahora con éxito en varios tipos de tumores.
James P. Allison desveló cómo soltar esos “frenos” podría hacer que el sistema inmune atacara a las células del cáncer. Desarrolló este concepto hasta lograr un nuevo tratamiento oncológico, la inmunoterapia. Este inmunólogo recibió el Premio Lasker de Medicina en 2015 por estos trabajos.
Pero además, la inmunoterapia no solo es efectiva contra el cáncer. Recientemente el hospital madrileño Gregorio Marañón ha llevado a cabo un estudio que demostró que el trasplante de células madre podría conducir a la erradicación del VIH en el organismo.
En este estudio se ha incluido a 6 participantes que habían sobrevivido al menos 2 años después de recibir el trasplante, 3 del hospital madrileño, uno de Granada y otro de Milán, debido a que habían desarrollado algún cáncer hematológico, como leucemias o linfomas. Estas personas se sometieron a un trasplante para curar una enfermedad hematológica, con el objetivo final de diseñar nuevas estrategias de cura
“De los 6 pacientes, 5 tienen un reservorio de VIH indetectable y uno de ellos ha seronegativizado, es decir, ni siquiera presenta anticuerpos contra el virus en su sangre“, explica José Luis Díez, Jefe de Hematología del hospital madrileño a ABC.
Imagen: Hyttalo Souza on Unsplash
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