Cuando pensamos en el ejemplo clásico de secuestro de sesión, pensamos en los ataques Man-in-the-Middle (MitM) de la vieja escuela que implicaban espiar el tráfico de red local no seguro para capturar credenciales o, más comúnmente, detalles financieros como datos de tarjetas de crédito. O bien, realizando ataques del lado del cliente que comprometan una página web, ejecutando JavaScript malicioso y utilizando secuencias de comandos entre sitios (XSS) para robar el ID de sesión de la víctima.