Con el paso de los años, el teléfono móvil se ha convertido en esencial en nuestras vidas. Aunque lo que menos hagamos sea llamar, el propósito original para el que fue concebido, son nuestra puerta de entrada a la inmediatez e inmensidad que supone Internet. Sin embargo, por muy necesarios que sean, no nos apegamos a ellos demasiado y los cambiamos con frecuencia, ¿por qué?
Cada uno aguanta con un teléfono móvil más o menos tiempo, pero lo que quizás no supieras es que la media europea indica que cada usuario de un smartphone lo reemplaza cada tres años.
Cambiamos el móvil cada tres años
Los datos sobre durabilidad de nuestros teléfonos móviles no son nada halagüeños. Concretamente, la vida media de un smartphone en Europa es muy más baja, de tres años, según la Oficina Europea del Medio Ambiente (EEB).
Las cifras son todavía más escandalosas si tenemos en cuenta que la fabricación de teléfonos móviles es una industria ciertamente contaminante y cada terminal nos debería durar 25 años para compensar su impacto en el medioambiente.
El motivo de que tardemos tan poco en cambiar de teléfono móvil no tiene tanto que ver con la obsolescencia programada, sino nuevas necesidades del propio consumismo. Una de las principales razones por las que se cambiar de móvil cada tres años de media es “la obsolescencia estética, la búsqueda constante de algo nuevo. Hay mucho marketing que promociona los nuevos smartphones lanzados al mercado y que apela al consumismo”, cuenta Mário Barros, profesor asistente del Departamento de Arquitectura, Diseño y Tecnología de Medios de la Universidad de Aalborg (Dinamarca).
Por supuesto, estas sustituciones no solamente se deben a querer estar a la última, sino que también hay razones técnicas. Los usuarios también suelen reemplazar los teléfonos “por defectos de hardware, un nuevo proveedor de suscripción móvil, falta de soporte de software e insatisfacción con el rendimiento”, como indica Marina Proske, investigadora en el Departamento de Ingeniería Ambiental y de Confiabilidad del instituto de investigación alemán Fraunhofer IZM. A nivel nacional, lo que más le falla a los móviles es la batería, seguido del sistema operativo y la pantalla, según un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Un gran impacto en el medio ambiente
Los residuos electrónicos son el flujo de residuos de más rápido crecimiento en el planeta. Cada año se venden 1.500 millones de teléfonos y sólo el 20% de ellos se reutiliza o recicla. La EEB pretende que seamos más conscientes del terrible impacto que tiene en el planeta cambiar de móvil cada tres años (por no hablar del impacto económico en nuestro bolsillo).
Por ejemplo, con solamente ampliar un año la vida útil de todos y cada uno de los smartphones en la Unión Europea se ahorraría 2,1 millones de toneladas de dióxido de carbono al año hasta 2030, “el equivalente a sacar de las carreteras más de un millón de coches”.
Si extendiéramos todavía más la vida útil de los dispositivos que más utilizamos a lo largo del día, los beneficios serían todavía más increíbles. Retrasar otros tres años la fecha del cambio supondría un ahorro de 4,3 toneladas de CO2. Prorrogar el cambio de móvil otros cinco años serían 5,5 millones de toneladas de dióxido de carbono menos. Si estás pensando cambiar de móvil, quizás quieras tomar estos datos en cuenta y ver si realmente lo necesitas o no y poner tu granito de arena.
“Los modelos de negocios y las cadenas de suministro están optimizados para entregar nuevos productos y no repararlos. Si la capacidad de reparación estuviera bien implementada y fuera asequible, los teléfonos inteligentes podrían durar una década”, concluye Barros.